Fue guardián del Edén, y con su espada de fuego expulsó a los primeros (y únicos) habitantes del Paraíso.
Pero allí, en el silencio de la Eternidad, postrado frente al Jardín que se desintegraba ante su vista, escuchó el aliento de Lucifer. Y ya nada fue igual.
Esperó durante eones la voz de su Creador, una palabra, una señal reflejada entre los mundos, pero sólo escuchó el lejano retumbar del Universo.
Y así, huyendo de la luz convertido en un Ángel Negro, Serapheem atravesó las cavernas del Limbo hundiéndose en las tinieblas...
Después de realizar un recorrido por tu blog, he quedado gratamente sorprendido, pues la belleza de tus publicaciones lo merecen, por tal motivo, tengo que felicitarte.
ResponderEliminarEnhorabuena y un afectuoso saludo desde Gran Canaria.
Hasta muy pronto.