viernes, 11 de enero de 2013

Y fueron felices...

Hace poco terminé un reportaje de boda y se lo entregué a los novios.

Estuvimos comentando las fotos, los pequeños detalles de aquel día, los momentos de tensión, los nervios...

Y se daba un hecho en este reportaje que lo hacía especial: Era la boda de la hija de un amigo de toda la vida, una niña a la que casi vi nacer y que ya es toda una mujer.

Casi siempre considerado de categoría "B", el reportaje social (en este caso, una boda), tiene siempre una segunda lectura si la relación que se establece entre los novios y el fotógrafo tiene un nivel que supera lo meramente comercial o profesional.

Eres confidente, asesor, hombro sobre el que descargar los nervios, vigía de todo lo que ocurre alrededor de los novios y que ellos no perciben. Y todo esto, ya terminado el trabajo y visto con perspectiva, es realmente importante.

Importante para ellos, pues suele ser un día único y muy especial, y tú eres el depositario del recuerdo, de la memoria.

E importante también para tí como fotógrafo, pues has de comprender la personalidad de cada uno y adaptarte a sus deseos, intentando hacer el trabajo mas profesional, digno y creativo del que eres capaz.

Quiero agradecer especialmente a Noelia y David, a Marina y Jose Juan, y a Mónica y Jose la publicación de algunas de las fotografías de "su día".

Gracias y hasta siempre.

 

 

 

 

 

 

 

 

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